Chiles en nogada. Este es uno de esos ‘platillos’ mexicanos que querría probar para borrar de la memoria otros sinsabores. Debería ser así de sencillo. A la vez que el paladar recibe nuevas señales, el cerebro tendría que abrir hueco desechando lo que sobra: decepciones e interfaces de última generación, a la basura; aburrimientos varios, al carajo; melancolías, tristezas, dudas, miedos, rabias y espesura mental… todo fuera, que llegan los duraznos, los acitrones, los chiles poblanos y el queso Cotija y hay que hacerles sitio. Voy a llevarme un recetario en blanco para que nada se me olvide, y volver cargada de nuevas ideas con gran interés culinario. Seguro que podré aplicarlas a cualquier cosa.