Era el verde el color que mi memoria había archivado sobre México. Un verde mosaico, intenso, compuesto de otros muchos verdes hasta completar una paleta inmensa. Pero también está el azul amasado de nubes, un escenario amplio y abierto, mesetario, con el horizonte salpicado de mezquites. Me he traído colores y el olor de mis primeros pasos en América, ese que asaltará la memoria cuando menos lo espere. Muchas cosas se han colado en la maleta, todas buenas. Me he traído el buen color en la cara, las tortillas en las caderas y las risas en las baterías. Que dure, que dure…