Hoy caminábamos por las calles como si fuerámos marionetas tiradas por hilos, inestables, frágiles… Parece una broma, pero hay un importante parte de lisiados por caídas. No es que no hubiera caminos, era que daba lo mismo dónde pisar, todo convertido en láminas invisibles de traicionero hielo. Ayer nos decían que no viajáramos en coche; hoy ya, que mejor no salir de casa. Cualquier día, que quietos en la cama.
Los días más largos y luminosos están ahí, detrás del temporal. La lluvia y las nubes no dejan ver nada, per ahí están. Los esperamos mientras tratamos de no rompernos la crisma.