Me he comprado un ordenador portátil. No habla la vaca, hablo yo, desde la urbe. Pero querría ser la vaca.

Querría ser vaca para que todos los avances ergonómicos que me anuncian no sirvieran para nada. Ni ‘touch pad’ ni la madre que lo parió. Un poquito de intuición y punto. La intuición vacuna. La vacuna de la intuición.

Nunca había tenido un portátil. Recluía los ordenadores en casa, bajo llave, para poder escapar de ellos cuando la cosa se ponía fea. Ahora me acecha el peligro.

Voy a buscar unos plugins a ver si me animo y se me pasa esta duda que me reconcome. Tengo los codecs incorrectos y la relación de pixels desproporcionada. Mañana más.