Me viene pasando y tengo que contarlo. Es que a veces me vienen imágenes de Soria y se me humedecen los ojos. Estoy mayor, es un hecho, pero no me lo quiero negar.
De pronto me acuerdo de los robles de Valonsadero y me suben unos calores que no los puedo obviar. O huelo de sopetón ese olor a bosque, a sotobosque húmedo y frío del otoño y me dan escalofríos gustosos. O me acuerdo del sonido de la hojarasca cuando paseo por el monte, ese sonido que viene de aquí y de allá, de mis pasos, de los tuyos, de las carreras de las chuchas, y me tengo que sentar y respirar hondo porque no me puedo tener de pie.
Cualquier día me voy y no vuelvo.