Por favor, recuérdame que nunca más sea supersticiosa. El martes y trece vino cargadito de buenas noticas, materiales y espirituales. Luego, como siempre, alguien llegó y la jodió, pero eso no es culpa del calendario. Vienen tiempos intensos de trabajo, pero también de reto, como tú dices, y de expectativas creativas, que siempre llenan el alma de buena manera. Sólo falta que se pasen los males del cuerpo. He perdido horas de sueño, por la tensión del día, y compadezco y mucho a los insomnes. ¡Qué espesa se ve la vida desde el duermevela!