Sí, llegamos tarde. El euro tuvo que nacer en 1964, cuando las cifras de los precios de las cosas en pesetas eran parecidas a las de ahora. Esa es la razón del despiporre que vivimos a partir de 2002 en España.

El otro día escuchaba al director de un banco intervenido por el Estado decir que la crisis financiera española estaba ocasionada -en gran medida- por la condición humana. Se refería a la condición humana de los sectores codiciosos de la población; es decir, que las corruptelas habrían sido inevitables en cualquier circunstancia.

Y tenía razón. Lo que pasa es que las cifras de sisamiento actuales son desproporcionadas. Los chanchullos en 1964 se medían en decenas de miles de pesetas. Un soborno de 50.000 pesetas era un capital: un coche valía poco más. Eran cifran aceptables para el PIB. La corrupción dicen que ha existido siempre, aunque algunos sepamos de ella solo por las películas y la literatura negra, así que si las mordidas en euros hubieran seguido un patrón de decenas de miles en lugar de centenares de miles o de millones, habrían sido soportables.

Pongámonos en situación: un tío chungo de esos que se llevan comisión por la cara, pasa en 2002 de cobrar en pesetas a cobrar en euros. Resultado: cualquier cantidad le parece escasa. Y le pone uno o dos ceros más a su parte del negocio. Los que aceptan dinero negro para que los mafietas puedan gastarse las perras que ganan comienzan a subir los precios indiscriminadamente. Y la cosa empieza a ser escandalosa.

La bola de nieve va creciendo en todos los ámbitos y contagia a toda la sociedad. El que vende cafés o cañas de cerveza desprecia los céntimos y redondea al alza sin contar el porcentaje de subida. Bien es sabido que en este país las matemáticas siempre han sido un coco para los estudiantes. Eso sin contar a los que fueron a la escuela lo justo antes de ponerse a trabajar.

Es un esquema típicamente franquista que algún día desarrollaremos en otros aspectos de la vida en España. Tú gana pasta para triunfar y luego ya aprenderás. Si te da la gana.

Por eso, basicamente, en España ha reventado todo: por la codicia tardofranquista de los malos estudiantes de matemáticas. Que son casi todos. Habrían de pasar muchos años para invertir la tendencia, pero la tendencia está embalada hacia no invertirse. País.